Cada día de nuestra vida es una oportunidad más de desarrollo y aprendizaje.
Si tenemos cuidado con nuestra movilidad y alimentación, el cerebro se deteriora muy poco y, por el contrario, se convierte en una herramienta más fina.
Una persona mayor tiene más sabiduría, responsabilidad, y disponibilidad tanto de tiempo como de posibilidades, también es más reflexivo, paciente y generoso.
Pero, debido al desgaste físico, nuestro cuerpo se va agotando y sus capacidades merman. De ahí la necesidad de cuidarlo y atenderlo de manera integral.
Al tratar a un adulto mayor pretendiendo eliminar sintomatologías se corre el riesgo de intoxicarlo o de alterar su equilibrio vital. He ahí la importancia de recurrir a un especialista Geriatra.